viernes, 18 de febrero de 2022

TEXTOS - SEXENIO DEMOCRÁTICO

TEXTOS


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TEXTOS - CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

TEXTOS

https://drive.google.com/open?id=1JAYEAUAdo4_53u9_f4q--8wdEND1-OnZ

EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

Podemos comenzar con el resumen de Artehistoria sobre este tema:



Es muy útil, como siempre, ver el capítulo de Memoria de España sobre este período


http://www.rtve.es/alacarta/videos/memoria-de-espana/memoria-espana-regreso-borbones/3295337/




Enlace a la presentación de clase 




EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

1.  El establecimiento de Alfonso XII como rey, y el funcionamiento del sistema canovista; la Restauración.
2.     La oposición política al régimen de la Restauración.
3.     La crisis de 1898 y la liquidación del imperio colonial.



1.      EL ESTABLECIMIENTO DE ALFONSO XII COMO REY, Y EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA; LA RESTAURACIÓN.

1.1. EL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN
El sistema político de la Restauración está absolutamente ligado a la figura de Antonio Cánovas del Castillo. Era un político conservador, pragmático y realista que buscó el consenso entre las fuerzas liberales en las que se cimentó el régimen de la Restauración. Supuso, tras el fallido intento de instaurar un régimen democrático durante el Sexenio (1868-1874), la restauración en el trono de la dinastía de los Borbones. Se trató de un sistema fundamentado en la alternancia en el poder de dos grandes partidos, el liberal y el conservador.
El régimen de la Restauración pretendía:
·         Alfonso XII debía reemplazar a la impopular Isabel II.
·         Había que terminar con las continuas intervenciones del Ejército.
·         Había que crear un sistema bipartidista basado en dos partidos burgueses que pacíficamente se fueran turnando en el poder. Estos dos partidos serían el que él creo, el Partido Liberal-Conservador o Conservador, dirigido por el mismo Cánovas, y el Partido Liberal-Fusionista o Liberal, dirigido por Práxedes Mateo Sagasta.






El programa político y los inicios del régimen.

El programa político de los alfonsinos se plasmó en el Manifiesto de Sandhurst redactado por Cánovas en noviembre de 1874, en nombre del futuro Alfonso XII. Recogía los siguientes aspectos:

·         La legitimidad histórica de la monarquía y no de la decisión de ninguna asamblea política.
·         La defensa de una monarquía constitucional.
·         La proclamación de un sentimiento patriótico, católico y liberal.

Se deseaba instaurar un régimen liberal estable y poner fin al deterioro político, a la guerra carlista y a la insurrección cubana.
Cánovas tomó diferentes medidas para organizar el sistema como:
·         Preparar la llegada a España de Alfonso XII (1885-1895)
·         Revisar la obra política del Sexenio Democrático. En consecuencia restableció el matrimonio canónico, se limitó la libertad de imprenta y se prohibió a los profesores universitarios explicar en contra del dogma católico y el régimen monárquico.
·         Poner fin a los conflictos bélicos abiertos (la guerra carlista en 1876; la guerra de Cuba en 1878, con la paz de Zanjón).
·         Se redactó una nueva Constitución.




1.2.  LA CONSTITUCIÓN DE 1876
El texto constitucional fue aprobado en las Cortes de 1876, elegidas por sufragio universal masculino. Principales rasgos de la Constitución de 1876:
1.       Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
2.       Se establecieron unas Cortes bicamerales, con un congreso elegido y un senado integrado a partes iguales por miembros elegidos y miembros vitalicios.
3.       Fortalecimiento del poder de la Corona (participación en la función legislativa; convocatoria, suspensión y cierre de las Cortes; nombramiento de ministros; mando supremo del ejército).
4.       Religión oficial del Estado es la religión católica, se permiten los otros cultos en el ámbito privado.
5.       En 1878 se aceptó el sufragio censitario que dio el derecho a voto a los propietarios y a las personas con un alto nivel de instrucción o títulos académicos. En 1890 se aprobó el sufragio universal masculino.



1.3. EL SISTEMA DE TURNOS
La estabilidad política de la Restauración se basaba en la alternancia pacífica en el poder entre dos fuerzas políticas, conservadores y liberales, denominados partidos dinásticos.
·       El Partido Liberal-Conservador o Partido Conservador. Su líder fue Antonio Cánovas del Castillo. Su ideología se basaba en un liberalismo conservador y entre sus bases sociales destacaban los grandes propietarios agrarios y la alta burguesía industrial y financiera.
·         El Partido Liberal-Fusionista o Partido Liberal. Su líder fue Práxedes Mateo Sagasta. Su ideología se basaba en un progresismo de orden, es decir, que no pusiera en peligro las bases socioeconómicas del régimen liberal-burgués. Durante la Restauración abandonó la defensa de la soberanía nacional aunque apostó el sufragio universal masculino. Sus bases sociales se hallaban entre las clases medias y el alto funcionariado.



Turno de partidos

Para el ejercicio del gobierno se contemplaba el turno pacífico en el poder entre los dos partidos dinásticos.
El procedimiento del caciquismo era el siguiente:
•Se produce un relevo pacífico de los dos partidos.
•Los cambios y leyes que aprueba el partido que está gobernando los tiene que aceptar el otro partido en la oposición y comprometerse a mantenerlos cuando gobiernen.
•El cambio de gobierno se pacta con el otro partido y con el rey.
•El rey disolvía las Cortes y convocaba elecciones.
•El partido saliente pasaba a la oposición.




Para conseguir mayorías parlamentarias y garantizar su victoria electoral, cada partido procedía a la manipulación de las elecciones: fraude electoral.




Las elecciones se manipulaban a través del encasillado y del pucherazo:
·      Mediante el encasillado, las fuerzas políticas negociaban y se repartían los distritos electorales entre los partidos dinásticos. El Ministro de la Gobernación señalaba los diputados elegidos
·      El pucherazo se ejecutaba cuando no había acuerdo entre los partidos: compra de votos, intimidación del votante, colocación de urnas en lugares inaccesibles o utilización del nombre de electores fallecidos. Para ello se falseaban las listas electorales, se presionaba a los electores, se manipulaban los votos (pucherazo).
El proceso electoral lo controlaban el Ministro de Gobernación a través de los gobernadores civiles y las personalidades locales (caciques).
Toda esta manipulación era posible por la existencia del caciquismo. El caciquismo era la relación política que se establecía entre un cacique y las personas que dependían de ellos y tuvo un papel predominante en el mundo rural. Los rasgos que definían a un cacique eran: jefe de un partido político muy influyente que actuaba a nivel local y comarcal. Su influencia la ponía al servicio del partido que defendía y era un intermediario entre el Estado y su zona.






2.     LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN.

Varios grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron con escaso éxito hasta 1923 al régimen de la Restauración.




El carlismo
Fuerza cada vez más residual que, finalmente, había decidido renunciar a las armas. Con fuerza en el País Vasco y Navarra, nunca consiguieron más del 3% en las elecciones en que se presentaron.

El republicanismo
Con su base social en las clases medias urbanas, estos grupos defendieron la democratización del régimen y diversas reformas  sociales. Estuvieron bastante desorganizados, destacando los republicanos moderados de Melquiades Álvarez y el Partido Radical Republicano, fundado en 1908 por Alejandro Lerroux, un político populista y demagogo que en sus primeros años en la carrera política destacó por su anticlericalismo.





El movimiento obrero: anarquistas y socialistas.
El nacimiento de la sección española de la AIT se produjo durante el Sexenio gracias a la labor del anarquista Fanelli y el marxista Lafargue. Al igual que en toda Europa, la ruptura entre Marx y Bakunin propició la división de las fuerzas obreras:
·         Anarquistas: grupo mayoritario en España. Tras la ley de Asociaciones de 1881, aprobada por el gobierno liberal de Sagasta, se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. En 1881 nació la Federacion de Trabajadores de la Región Española. En la que destacó Anselmo Lorenzo, uno de los principales líderes de los inicios del movimiento anarquista. Finalmente en 1910, nació la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT, el mayor sindicato español con gran fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes. Los anarquistas defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.
·         Socialistas: minoritarios en nuestro país. Todavía de forma clandestina, en 1879 nació en Madrid el Partido Socialista Obrero España,  PSOE, con Pablo Iglesias como principal figura. En 1888, el PSOE celebró su primer congreso y se fundó la Unión General de Trabajadores, la UGT, sindicato socialista. Opuestos a los anarquistas, los socialistas mantuvieron una ideología colectivista, anticlerical y antiburguesa, pero más moderada que la de la otra gran corriente del movimiento obrero español. Partidarios de la lucha política, Pablo Iglesias fue elegido diputado en 1910.






Regionalismos y nacionalismos
A finales del siglo XIX se produjo el auge de los nacionalismos periféricos en Cataluña, País Vasco, Galicia y Comunidad Valenciana. Hasta entonces, los movimientos regionalistas se habían centrado en el ámbito cultural pero empezaron a tomar una dimensión política ya que la centralización del Estado y el reforzamiento de la identidad nacional española parecían poner en peligro las culturas periféricas.
·         Nacionalismo catalán
Se inicia con un movimiento cultural e intelectual denominado Renaixença.
-          En 1882, Valentí Almirall fundó el Centre Català que empezó a defender la autonomía de Cataluña.
-          En 1891 se creó la Unió Catalanista que dio a conocer las Bases de Manresa y que, desde un ideario claramente conservador, proponían la consideración de Cataluña como una entidad autónoma dentro de España.
-          o En 1901 aparecía la Lliga Regionalista de Francesc Cambó y Enric Prat de la Riba. Este nuevo partido aspiraba a defender los intereses económicos de los industriales catalanes y a la autonomía de Cataluña dentro de España.
El nacionalismo catalán se extendió esencialmente entre la burguesía y el campesinado. Mientras tanto, la clase obrera abrazó mayoritariamente el anarquismo.




·         Nacionalismo vasco
Sus orígenes hay que buscarlos en la derrota del carlismo y la consiguiente pérdida de sus fueros. Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco –PNV- en 1895.  El movimiento nacionalista estaba impregnado de un fuerte sentimiento religioso católico, de defensa de la tradición y defendía la pureza racial del pueblo vasco por lo que adquirió un cierto sentido xenófobo, con desprecio hacia los maketos (españoles del resto del territorio que emigraban al País Vasco para trabajar en la industria). En un principio en PNV se declaró independentista pero evolucionó hacia el autonomismo.



·         Nacionalismo gallego
Estuvo impulsado por una minoría, con carácter cultural, fue muy minoritario, sin base social sólida.


También se desarrollaron movimientos regionalistas en Andalucía, Aragón y Valencia.


3.     LA CRISIS DE 1898 Y LA LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIA.

La muerte temprana de Alfonso XII, el 26 de noviembre de 1885, abrió paso a la Regencia de su esposa Mª Cristina de Habsburgo (1885-1902). Durante este periodo se consolidó el sistema canovista. La Regencia tuvo que afrontar la primera gran crisis del sistema: la crisis del 98, que se identificó con las guerras de independencia de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y que supuso no solo la pérdida de éstas sino la primera crítica seria del sistema por parte de políticos e intelectuales.
Tras la independencia de la mayor parte del imperio a inicios del siglo XIX, sólo las islas antillanas de Cuba y Puerto Rico, y el archipiélago de las Filipinas en el sudeste asiático continuaron formando parte del imperio español.
 Cuba y Puerto Rico basaban su economía en la agricultura de exportación, esencialmente basada en el azúcar de caña y el tabaco, en la que trabajaba mano de obra negra esclava. Eran unas colonias que alcanzaron un importante desarrollo y que eran muy lucrativas para la metrópoli.  Cuba se convirtió en la primera productora de azúcar del mundo.
Las duras leyes arancelarias impuestas por el gobierno de Madrid convirtieron estos territorios en un "mercado cautivo" de los textiles catalanes o las harinas castellanas.
El caso filipino era bien diferente. Aquí la población española era escasa y muy pocos capitales invertidos. El dominio español se sustentaba en una pequeña presencia militar y, sobre todo, en el poder de las órdenes religiosas.



La guerra colonial
La  Guerra Larga en Cuba (1868-1878), saldada con la Paz de Zanjón, había sido un primer aviso serio de las aspiraciones independentistas cubanas. La ausencia de reformas facilitó el que el anticolonialismo se desarrollará pese a la represión.
José Rizal en Filipinas y José Martí en Cuba se configuraron como líderes independentistas.
 En 1895 estallaron de nuevo insurrecciones independentistas en Filipinas  y Cuba. Una dura y cruel guerra volvió a provocar que decenas de miles de soldados procedentes de las clases más humildes fueran embarcados hacia esas distantes islas.
La guerra estalló en 1895 con el llamado grito de Baire en Cuba con un amplio apoyo popular que incluía a la población negra y mulata. La respuesta del gobierno presidido por Cánovas fue la de enviar un ejército al mando de Martínez Campos y Valeriano Weyler, quienes reprimieron duramente a la población. Los sublevados contaban con gran apoyo popular y conocían mucho mejor el terreno. Además las tropas españolas estaban mal aprovisionadas, sin pertrechos ni resistencia a las enfermedades tropicales. Las reformas iniciadas a la muerte de Cánovas en 1897, que incluían la autonomía de Cuba y la igualdad de derechos entre peninsulares y cubanos, incluyendo el sufragio en esos derechos.
La gran novedad va a ser la ayuda estadounidense a los rebeldes cubanos. Washington ayudó a los insurrectos caribeños esencialmente por dos razones:
-          Intereses económicos mineros y agrícolas. Cuba era la primera productora del mundo de azúcar.
-          Interés geoestratégico. El naciente imperialismo norteamericano buscaba el dominio del Caribe y Centroamérica.
En realidad, el enfrentamiento que se aproximaba en Cuba mostraba la pugna entre un imperialismo moribundo, el español, y uno que estaba naciendo y que iba a marcar los tiempos posteriores, el norteamericano.
La aún inexplicada explosión en el navío norteamericano Maine en el puerto de La Habana, explosión que costó la vida de 260 marinos estadounidenses, propició una furibunda campaña periodística estadounidense contra España. El gobierno norteamericano del presidente McKinley declaró la guerra a España.



El conflicto fue un paseo militar para Estados Unidos (batalla naval de Santiago en Cuba y de Cavite en Filipinas) que conquistó Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

 España firmó la Paz de París en diciembre de 1898. Por este acuerdo, España cedió a EE.UU. la isla de Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam en el Pacífico. Cuba alcanzaba la independencia bajo la “protección” estadounidense (cediendo, además, la base militar de Guantánamo).
 La sustitución del dominio español por el norteamericano engendró un profundo descontento en las antiguas colonias. EE.UU. tuvo que hacer frente a una guerra en Filipinas (1889-1902) y en Cuba el sentimiento antinorteamericano se extendió por amplias capas sociales.




Desde la perspectiva española, la pérdida de las últimas colonias vino a denominarse el “Desastre del 98” y tuvo una importante influencia en la conciencia nacional. La irresponsabilidad de los gobiernos de la Restauración había llevado a una situación que costó la vida de decenas de miles de españoles, primero en la guerra contra los insurrectos cubanos, después en una guerra contra Estados Unidos que no se podía afrontar.

Consecuencias del desastre
Aunque desde una perspectiva económica, no se puede hablar de desastre completo:
·         El fin de la guerra permitió al ministro Fernández Villaverde abordar  algunas reformas necesarias en el sistema de impuestos, lo que supuso un saneamiento de la situación de la Hacienda.
·         La pérdida de las colonias supuso una importante repatriación de capitales que fueron invertidos en la economía peninsular.
·         España no  perdió la escasa presencia que ya se tenía en los mercados latinoamericanos.
·         Se potenció la defensa del mercado interior.
Sin embargo, la apabullante derrota ante EE.UU. y la pérdida de más de 50.000 combatientes provocó una intensa conmoción en la sociedad española en todos los ámbitos. Políticos del régimen canovista como Francisco Silvela, que escribió "España sin pulso"; opositores socialistas o republicanos; intelectuales como Joaquín Costa; todos sintieron la pérdida de las colonias como el Desastre del 98.
·         Esta conmoción nacional provocó una profunda crisis de la conciencia nacional que marcó la  obra crítica de los diversos autores que componen la generación del 98 (Unamuno, Baroja, Maeztu...)
·         Propuestas de reforma y modernización política como  el Regeneracionismo, con una doble vertiente de reforma política y de reforma educativa
·         Mayor empuje y presencia de los nacionalismos periféricos, ante una evidente crisis de "la idea de España".
·         La presencia española en ultramar se trató de sustituir con una mayor atención al norte de África.




La derrota de 1898 había puesto de relieve de forma trágica y súbita todas las limitaciones del régimen de la Restauración y su parálisis a la hora de afrontar los problemas sociales y la modernización del país.
El Regeneracionismo de Joaquín Costa fue la principal expresión de una renovada conciencia nacional que aspiraba a la reforma del país. El pensamiento de Costa se basó en una crítica radical al sistema caciquil que había impedido la implantación de una verdadera democracia basada en las clases medias y la modernización económica y social del país.



EL SEXENIO DEMOCRÁTICO

Comenzamos nuevo tema. Antes de empezar a estudiar, puedes ver el capítulo de Memoria de España donde se recogen los contenidos del tema, pulsa este enlace. O, si prefieres, una versión resumida.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/memoria-de-espana/memoria-espana-viva-espana-honra/3293548/

Este mismo vídeo lo puedes tener con cuestiones en Edpuzzle



Dentro del Sexenio Democrático, desde el reinado de Amadeo de Saboya, puedes acceder al vídeo aquí

La presentación que utilizamos en clase la puedes encontrar en este otro enlace. O bien pulsa en la imagen: 

https://drive.google.com/open?id=1wpXO_cVB2CymbldgsfP_rOgUx9gcM6iX


Para poder centrarnos en este tema, os añado un esquema muy claro y sencillo de Daniel Gómez Valle


Y unos ejes cronológicos, del reinado de Isabel II y del Sexenio Democrático: 








1.- EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL SEXENIO DEMOCRÁTICO



A) REVOLUCIÓN DE 1868

La caída de la monarquía de Isabel II se debió al desgaste de su reinado y a su preferencia por los gobiernos moderados, que hizo que tuvieran el poder casi en exclusiva durante el reinado de Isabel II. Los partidos progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende (1866), al que después se une la Unión Liberal. El objetivo de este Pacto era el derrocamiento de Isabel II.
El levantamiento tuvo lugar en Cádiz, en septiembre de 1868. Los generales Prim (progresista) y Serrano (Unión Liberal), junto al almirante Topete (progresista) y otro grupo de militares encabezaron un pronunciamiento contra Isabel II. Inmediatamente publicaron un manifiesto para conseguir el apoyo de los españoles. Este manifiesto acababa con el grito de “¡Viva España con honra!”.

Las tropas levantadas contra Isabel se enfrentan a las que la apoyaban en la batalla de Alcolea, venciendo los sublevados. La reina Isabel II abandonó el país y se exilió en Francia.



B) EL GOBIERNO PROVISIONAL. LA CONSTITUCIÓN DE 1869. REGENCIA DE SERRANO

a) Primeras medidas del gobierno provisional
El gobierno provisional estaba presidido por el general Serrano, con ministros progresistas y unionistas, como Prim, Sagasta, Ruiz Zorrilla y Figuerola.  Se disolvieron las juntas revolucionarias y se restableció el orden. A través del ministro de Hacienda Laureano Figuerola, se fijaron medidas para salir de la crisis, como una nueva unidad monetaria (la peseta) y la supresión de los consumos cambiándolo por un tributo personal, proporcional a la renta de cada contribuyente. Se celebraron elecciones a Cortes constituyentes, con sufragio universal para los varones mayores de 25 años.



b) Constitución de 1869
Tras meses de debate, sobre todo entre las opciones monárquicas y republicanas, la nueva Constitución fue promulgada en 1869. Proclamaba la soberanía nacional e instauraba una monarquía democrática. Incorporaba una amplia declaración de derechos y libertades: reunión, asociación, expresión, sufragio universal, libertad de cultos, aunque el Estado debía mantener el culto católico. Las Cortes eran bicamerales, Congreso y Senado, elegidos ambos por sufragio universal. La función legislativa correspondía a las Cortes, mientras al rey solo le tocaba sancionarlas y publicarlas. Se estaba, por tanto, ante una monarquía nueva, democrática, que ejercía el poder ejecutivo, sin atribuciones en el ámbito legislativo, aunque si contaba con la potestad de disolver las Cortes.
La Constitución tuvo un fuerte rechazo. Los republicanos se oponían al principio monárquico y al mantenimiento del culto católico; y los católicos rechazaban la libertad religiosa.



c) Regencia de Serrano
Aprobada la Constitución, el general Serrano fue elegido regente, mientras Prim asumía la jefatura del gobierno. El nuevo gobierno se encontraba con una Hacienda llena de deudas y sin recursos, además tuvo que enfrentarse a otros problemas:
a) La insurrección de Cuba o Guerra Larga de Cuba. En octubre de 1868 había estallado la llamada “Guerra Larga de Cuba o de los diez años” (1868–1878) a favor de la independencia de Cuba (“grito de Yara”), pedían la abolición de la esclavitud, mayor representación política en España, posteriormente, también la independencia.
b) Las sublevaciones republicanas, a favor del federalismo, por tierras de Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía. Estaban a favor de una España federal y al defender la supresión de las quintas y del impuesto de consumos, ahora sustituido por el de tributación personal, contaban con el apoyo de las masas populares.
c) La búsqueda de un rey. No fue fácil y finalmente el gobierno de Prim se decidió por Amadeo de Saboya y tras aceptar éste la corona española, el nuevo monarca obtuvo el reconocimiento de las Cortes (noviembre de 1870) por un total de 191 votos a favor, 100 negativos (de ellos, 60 para la República federal y otros candidatos) y 19 abstenciones.








C) EL REINADO DE AMADEO DE SABOYA (DICIEMBRE 1870 – FEBRERO DE 1873)

Elegido rey por el empeño del general Prim, Amadeo de Saboya desembarcaba en Cartagena el día 30 de diciembre de 1870. En ese mismo día fallecía Prim, víctima de un atentado sufrido en Madrid tres días antes.


Desaparecía así su principal valedor y el partido progresista quedaba dividido y con dos líderes enfrentados (Sagasta y Ruiz Zorrilla). A la Guerra en Cuba se unió la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), iniciada cuando Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro, entraba en España por Navarra con la intención de ser rey de España.

El reinado de Amadeo de Saboya se caracterizó por la inestabilidad política. Amadeo se encontró ante un amplio frente de rechazo, que terminó contribuyendo a que decidiera renunciar al trono español.
Por la derecha: carlistas, lanzados a la guerra, activos en el País Vasco y Navarra; "alfonsinos", grupo conservador y partidarios de la vuelta de los Borbones en la figura de Alfonso, hijo de Isabel II; el clero, que consideraba al rey –por ser Saboya– enemigo del papado y responsable de la reducción territorial de la Santa Sede.
Por la izquierda: los republicanos, procedentes del partido demócrata, reclamaban reformas más radicales en lo político, económico y social, además de anticlericales; y las sociedades obreras españolas, que se habían incorporado a la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT).
La gota que colmó el vaso fue la oposición del rey a la aprobación de una ley propuesta por el gobierno, que reformaba el arma de artillería. Aprobada por el Congreso, el 7 de febrero, Amadeo firmó el decreto, pero renunció a la Corona. El día 11 de febrero de 1873, el Congreso y el Senado, en sesión conjunta, constituida en Asamblea nacional, asumía todos los poderes y proclamaba la República.

Tercera Guerra Carlista (1872-1876)



D) LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (FEBRERO 1873 – ENERO 1874)

La Republica nacía en un momento lleno de dificultades: una Hacienda sin fondos y llena de deudas, dos guerras abiertas (la carlista y en Cuba), movilizaciones de obreros (en Cataluña) y campesinos (en Andalucía). Hubo cuatro presidentes en menos de un año: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar.





Estanislao Figueras fue el primer jefe de gobierno donde figuraban ministros republicanos y progresistas radicales. En marzo se disolvió la Asamblea, tras haber aprobado la abolición de la esclavitud en Puerto Rico y haber suprimido las quintas, aunque se mantenían la guerra contra los carlistas y en Cuba. También quedaron convocadas las elecciones a Cortes constituyentes que debían decidir si la República sería unitaria o federal. Celebradas en el mes de mayo triunfan los republicanos federales, con un alto porcentaje de abstención.
Entre los republicanos no sólo había diferencias entre federales y unitarios sino también entre los mismos federales. La organización de España debía esperar a una nueva Constitución. Sin embargo, los más exaltados deseaban implantar un Estado federal de abajo arriba, es decir, a partir de los cantones, sin esperar a la nueva Constitución. Para otros, los que defendían la legalidad, querían seguir la vía constitucional para el establecimiento del Estado federal en España.
Cantonalismo y tercera guerra carlista.
En los primeros días de junio, Pi y Margall pasó a ser el nuevo presidente. El país se enfrentaba a las dos guerras y entró en un proceso revolucionario que terminaría provocando el hundimiento de la República. Hubo una huelga general en Alcoy que derivó había una insurrección obrera. Y, sobre todo, tuvo lugar la revolución cantonalista, cuando en diversas poblaciones proclamaban su cantón independiente del poder central. El primero en proclamarse fue el cantón de Cartagena. Días después el movimiento se extendía a Valencia y a diversas localidades de Andalucía

        Mapa de los levantamientos cantonales (1873-74)

Pi y Margall se vio desbordado y decidió dimitir. El nuevo gobierno, presidido por Nicolás Salmerón, a través de los generales Pavía (en Andalucía) y de Martínez Campos (en la zona de Valencia), puso fin a la insurrección cantonal, menos en Cartagena, donde los cantonales, al contar con la escuadra y el arsenal, se hicieron fuertes.
Salmerón dimitió a comienzos de septiembre por problemas de conciencia –no quiso firmar unas penas de muerte-; en septiembre era elegido como nuevo presidente del gobierno Emilio Castelar, dispuesto a seguir profundizando en la vía del restablecimiento del orden. Reforzó al ejército, se enfrentó a los cantonalistas de Cartagena y a los carlistas del norte. El giro a la derecha de Castelar y su llamada al ejército para que mantuviera el orden llevaron a los diputados de izquierda –los federales intransigentes– a procurar su dimisión. En efecto, en las Cortes, en la noche del 2 al 3 de enero de 1874, cuando Castelar acababa de dimitir y se procedía a votar al nuevo gobierno, las tropas del general Pavía, con fuerzas de la Guardia Civil, irrumpían en el Congreso dispersando a los Diputados. Con este golpe de Estado quedaban disueltas las Cortes Constituyentes poniéndose fin a la I República. Se abría un período de transición, la dictadura del general Serrano (1874) que dará lugar a la Restauración Borbónica.


E) LA REPÚBLICA DE SERRANO (ENERO – DICIEMBRE DE 1874)

En sustitución se estableció una nueva República presidida por el general Serrano, de signo autoritario, sin Cortes ni Constitución alguna, que se prolongó a lo largo de 1874. Logró acabar con el cantón de Cartagena, disolvió las huelgas obreras y se enfrentó con éxito a los carlistas.
Los alfonsinos, dirigidos por Cánovas del Castillo, ganaban cada vez más adeptos. El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos se pronunciaba en Sagunto a favor del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, en quien esta había abdicado. El 14 de enero, Alfonso XII entraba en Madrid bajo un apoteósico recibimiento. Una nueva etapa histórica, la Restauración, daba comienzo en nuestro país.
El fracaso de la República se debió a las divisiones internas entre los propios republicanos (unionistas frente a federalistas; federalistas frente a cantonalistas) y a las guerras en que se vio envuelta (Tercera guerra carlista, guerra de los diez años en Cuba, cantonalismo). También, la burguesía, que había iniciado el proceso revolucionario, dio un giro conservador ante el desorden y las primeras reivindicaciones de los movimientos obreros.




2.- LA ECONOMÍA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y TRANSPORTES.

En cuanto a la economía, el siglo XIX español se caracterizó por ser un periodo de crecimiento lento y de atraso comparado con la evolución del resto de países industrializados de Europa occidental, España era incapaz de competir en el mercado exterior. 

2.1. TRANSFORMACIONES AGRARIAS Y EVOLUCIÓN DE LA AGRICULTURA.

Los gobiernos liberales del siglo XIX, especialmente los progresistas, tuvieron como uno de sus objetivos iniciar la reforma del régimen de la propiedad de la tierra (reforma agraria) y la introducción de innovaciones técnicas en los cultivos.



Por todo esto se promovió una Reforma Agraria Liberal, que se llevó a cabo a través de un conjunto de medidas: abolición de los señoríos y derechos jurisdiccionales, desamortizaciones (Mendizábal, Madoz). Tras estas reformas, la tierra paso a ser una mercancía que podía ser vendida y comprada libremente.


La reforma más importante fue la desamortización: el Estado expropia tierras para su posterior subasta con el fin de liberalizar la tierra. Hubo dos momentos claves: la desamortización de Mendizábal (1836), que afectó a las propiedades del clero y cuyos objetivos eran obtener fondos para ganar la guerra carlista y sanear la Hacienda; y la desamortización de Madoz (1855), que también afectó a las tierras comunales de los Ayuntamientos. La abolición de los señoríos y la desvinculación de la propiedad completan el intento de reforma agraria liberal, con la que se perdió una gran ocasión para redistribuir la tierra, ya que los grandes lotes de tierra sólo pudieron ser comprados por la burguesía y la alta nobleza, consolidando la propiedad privada y la proletarización del campesinado.





Pero las desamortizaciones no significaron la perdida de los derechos sobre la tierra de los antiguos señores pues, a excepción de algunas zonas, compraron tierras quienes ya las tenían y quienes contaban con recursos para adquirirlas (funcionarios, militares, comerciantes…). No se creó, por tanto, una clase media en el ámbito rural.

Se puede afirmar que la consecuencia más importante de la reforma agraria liberal fue el aumento de la roturación de tierras. Los cereales fue el cultivo que más se expandió, pues representaba el 80% de la tierra cultivada. El segundo gran protagonista fue la vid, que se convirtió en un producto de exportación, junto con el aceite y los cítricos. Destaca también el maíz y la patata en el norte. En cuanto a la ganadería descendieron sobre todo la lanar y la ovina, creciendo la cabaña porcina. 

El aumento de la producción agrícola se consiguió por el incremento de la superficie cultivada, no por la modernización de las técnicas de cultivo que continuaron atrasadas con respecto a las innovaciones que se estaban produciendo en los países más avanzados de Europa. 
Aparecieron minifundios en la submeseta norte y en Galicia, cuya producción era insuficiente para alimentar a una familia, con lo cual toda la producción se destinaba al autoconsumo sin posibilidad de vender el excedente en el mercado. Y los latifundios se formaron en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía donde los grandes propietarios solo querían la obtención de fáciles beneficios.

Sigue predominando el cultivo cerealista, con técnicas tradicionales (modelo extensivo, poca tecnificación), experimentando la vid un crecimiento a finales de siglo por la filoxera francesa. Sobresalen también los productos comerciales como el aceite y los cítricos.


2.2. LA INDUSTRIALIZACIÓN


El proceso de industrialización en la España del siglo XIX sufrió un notable retraso con respecto a los países que lideraron la Revolución Industrial. Las causas de este retraso hay que buscarlas en: 
  • La escasa capacidad de compra de la población española.
  • La falta de inversiones y la ausencia de una burguesía industrial y emprendedora en muchas regiones.
  • La escasez de fuentes de energía: pocos cursos de agua aprovechables para obtener energía hidráulica y un carbón de mala calidad.
  • Los problemas del transporte derivados de la ausencia de buenas carreteras y el retraso en la implantación del ferrocarril.
  • La posición alejada de España respecto a los núcleos más industrializados de Europa; esto dificultaba la adquisición de materias primas y la venta de la producción.



Sin embargo, y a pesar de que la economía española seguía siendo fundamentalmente agraria, algunas zonas de la Península iniciaron el camino hacia la industria moderna.



Fue en Cataluña donde a finales del siglo XVIII se había iniciado una importante manufactura textil de algodón mediante las fábricas de indianas que adoptaron las primeras hiladoras mecánicas. Pero la Guerra de la Independencia desarticuló los mercados y detuvo su expansión, aunque se reanudó con rapidez al terminar el conflicto gracias a la instalación de la máquina de vapor (a pesar de la emancipación de las colonias y de la interrupción del comercio colonial). Así, a mediados del siglo XIX, la industria textil catalana era la punta de lanza de la industrialización española. Este crecimiento solo se vio interrumpido por la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861-1865) a causa de las dificultades que los empresarios españoles tuvieron para conseguir materias primas (“hambre de algodón”). A pesar de este crecimiento continuo de la producción, las cantidades absolutas eran muy pequeñas, comparadas con las de otros países de Europa. La industria textil catalana monopolizó el mercado nacional protegida por los aranceles pero fue incapaz de introducirse en el mercado internacional.


En la siderurgia hay que destacar tres zonas: los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se desarrollaron a mediados del siglo XIX en Málaga, y esta producción fue la hegemónica en la Península durante treinta años. Pero fracasó por el uso de carbones vegetales ante la dificultad para adquirir carbón de coque, por lo que entró en definitiva decadencia a mediados del siglo XIX.


La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta región en el centro siderúrgico de España hasta 1880, gracias a sus minas de carbón, a pesar de la escasa calidad y el poco poder calorífico de la hulla asturiana. Se mantuvo debido a ser la única zona de España que disponía de carbón mineral.
Pero desde el comienzo las dificultades para su expansión fueron notables por:
·         La inexistencia de carbón mineral abundante, de calidad y barato para la producción de hierro y acero.
·         La escasa demanda de productos siderúrgicos nacionales por parte de las compañías que estaban construyendo la red ferroviaria. La Ley de Ferrocarriles de 1855 permitía a las compañías constructoras la importación de todos los materiales necesarios para la construcción de los trazados, por lo que se abrió el mercado a la siderurgia extranjera.

Vizcaya fue la tercera zona ya que poseía extensas minas de hierro y una tradición que se remonta a la Edad Media. Fue a partir de 1876, con la llegada de carbón de coque, el poder calorífico de este carbón y su precio reducido hizo que acabara ganando a las empresas asturianas.






Los nuevos sectores como el agroalimentario, el metalúrgico y el químico, que a mediados del siglo XIX representaba solo el 3% de la industria, fueron ganando terreno con el avance del siglo. Entre las agroalimentarias cabe reseñar las harineras castellanas, las de vinos y alcoholes andaluzas o valencianas; las químicas de Huelva y Asturias; o las papeleras valencianas, catalanas y aragonesas. Relacionada con el proceso de urbanización hay que mencionar la industria de gas, que se extendió por Barcelona, Madrid, Bilbao, Zaragoza y Sevilla. También creció la industria química que producía ácido sulfúrico, potasa y sosa para consumo de otras industrias, y explosivos para la minería.


Con la Ley de Bases Mineras de 1868 la extracción creció considerablemente ya que permitía la entrada de inversiones extranjeras. Empresas extranjeras compraron las principales minas del centro y del sur de España, España se convirtió en la segunda exportadora mundial de plomo.









2.3. EL FERROCARRIL

En comunicaciones, debido a la falta de industria, hubo un tardío desarrollo ferroviario, inaugurándose la primera línea (Barcelona-Mataró) en 1848, la línea de Madrid-Aranjuez se abrió en 1851. 



La Ley General de Ferrocarriles de 1855 diseñó un plan de estructura radial con centro en Madrid y un ancho de vía distinto al de la mayoría de líneas europeas. La construcción del ferrocarril fue realizada por compañías extranjeras que lograron del Estado amplias concesiones para la importación de maquinaria y la explotación posterior. Destacaron la Compañía del Norte y la Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA).





TEXTOS - TRANSICIÓN

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